Caminando por el camino trazado por mis propias acciones, sin olvidar que el destino se construye con mis propios pasos, miro hacia adelante y contemplo la vida que se escapa de a poco del cuerpo de quien ya vivió lo suficiente como para decir que ya cumplió con su misión en este mundo. Las lágrimas caerán de ls mejillas de quienes sintieron algo por ella, y mi alma permanecerá tranquila, sin ánimos de manifestar tristeza ni menos de alegría. Partirás antes que nosotros, pero eso es lo que dicta el ciclo de la vida, y si fuese al revés su dolor sería más grande que el que puede provocar en los corazones de quienes descendemos de ella. Me gustaría decir que le queda mucho por vivir, que tiene mucho que entregar en este mundo, pero un árbol marchito ya apenas da sombra, y, a pesar de todos los sentimientos que puede hacer crecer en nuestros corazones, ya nada podriamos hacer más que aprender de su vida, de sus aciertos y sus errores, de todas aquellas experiencias que enriquecieron nuestra infancia, adolescencia e inclusive nuestra vida adulta.
Creo que en mi casa seré el que más te extrañaré, o por lo menos el que más manifieste sentir tu pérdida...
Y tú, Muerte ¿piensas llevártela o sólo es parte de algún plan que nos sobrepasa como humanos?
Creo que todo comenzó aquella fatídica tarde, mucho antes de que naciera, cuando los que ahora son abuelos eran niños o tampoco nacían, y desde entonces nada fue igual...
Nadie se prepara para la pérdida de un hijo, y cuando es tan prematura aquella pérdida las heridas calan hasta lo más profundo del alma y las cicatrices no se forman, sino que la herida jamás deja de sangrar...
Cuánto me gustaría que la vida nos hubiese sonreído de manera menos burlesca y hubiesemos podido ser como aquellas familias en las que sus miembros se manifiestan cariño pase lo que pase, y entre todos sacan fuerzas de flaqueza para alentar al que ha caído, en las que los padres y los hijos se muestran un cariño recíproco y que ese cariño más un aura de respeto se heredara al resto de las generaciones.
Y aquí estoy, a kilómetros de ella, recordándola en una noche en la que debo preocuparme de mis deberes y prepararme con descanzo para una larga jornada, meditando en el camino que ella misma se forjó, muchas veces de manera que ella no lo pudo controlar...